DESCRIPCIÓN
Según destaca el European Journal of Clinical Nutrition, uno de los fitoquímicos de la manzana es la quercetina, que permite prevenir los problemas cardiovasculares, las enfermedades inflamatorias como la artritis, el asma y hasta las contracturas musculares. La manzana, a su vez, tiene ácidos como el tartárico y el málico, que ayudan a digerir mejor las grasas que consumimos. Por ello se aconseja comer esta fruta como postre luego de una ingesta copiosa, ya sea al mediodía o por la noche. Además, la manzana sacia nuestro apetito y evita que comamos de más.
En lo que se refiere a su perfil nutricional, una de sus principales virtudes es su acción reguladora del intestino, algo que es posible gracias a que es rica en fibra soluble e insoluble. Por ejemplo, una manzana de 150 gramos aporta unos 5 gramos de fibra, algo que se une a sus 16 gramos de azúcares (fructosa, sacarosa y glucosa), y 22 gramos de carbohidratos.
Contiene flavonoides y polifenoles por lo que es rica en antioxidantes, en vitaminas del grupo B (B1, B2 y B6), vitamina C, fósforo, potasio y calcio. Además, gracias a la presencia de ácido málico y tartárico facilita la digestión de aquellos alimentos que posean un alto contenido en grasas. Y es mejor lavarlas bien y comerlas sin pelar, ya que la piel de la manzana contiene pectina que protege la mucosa intestinal.
Energía
NUTRIENTES
Valor nutricional por cada 100 gr